Ella aparece en cualquier edad, pero en esa etapa puede volverse la peor enemiga
La adolescencia es una etapa de cambios. Normalmente, cuando salimos de la niñez, abrimos las alas para explorar nuevos horizontes. Además del deseo de vivir nuevas experiencia, pasamos por cambios biológicos, psicológicos y físicos. La adaptación no es fácil. Con las hormonas en ebullición, es normal que aparezcan inseguridad e inquietudes. La ansiedad es casi incontrolable, y puede transformarse en un trastorno.
Para la psicóloga clínica Andrea Escobar, la ansiedad es una reacción normal del organismo de todos. “ Es un sentimiento que tenemos una que otra vez que, bien controlado, nos prepara para reaccionar positivamente frente a los desafíos. Pero el adolescente no está emocionalmente preparado para lidiar con un mundo nuevo que se presenta delante suyo y se ve perdido en un carrusel de ansiedad. Comienza a somatizar con falta de aire, aumento de la necesidad de horas del sueño o insomnio, alteración del apetito y hasta del humor. Cuando éstos síntomas aparecen, es señal de que los niveles de ansiedad ya pasaron los límites de la normalidad”, resalta la psicóloga.
El papel de los padres para el diagnosticar si la ansiedad del adolescente ya pasó del límite de de lo normal y muy importante. “ Muchos padres piensan que es el comportamiento exagerado de los hijos, pero es de suma
importancia que se coloquen en el lugar de ellos, al final ya pasaron por ese proceso”, dice Andrea, agregando que, una vez reconocido el problema, es hora de descubrir cómo superarlo: “ El apoyo familiar, mucho diálogo, como un intento de transmitir seguridad y tranquilidad, son fundamentales, pues muchos de los trastornos de ansiedad son desencadenados por el ambiente en el cual vive el adolescente, por los comportamientos que él observa.”
Cuando el apoyo de la familia no es suficiente, es necesario pedir ayuda a Dios, que es el único que puede transformar nuestro interior.
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