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Cuando se es joven la vida parece ser siempre una fiesta, en virtud del vigor que la juventud posee. Es claro que existen percances, pues en este mundo no hay quien no los tenga, unos en mayor y otros en menor escala. Sin embargo, esa energía juvenil tiene que ser usada para cosas buenas.
El obispo Edir Macedo alerta: “Muchos están a disposición del mal. Queremos al joven a disposición de Dios.” La juventud no debe ser desperdiciada con alcohol, drogas y prostitución. Es en esa fase que el diablo se aprovecha y sutilmente hace sus invitaciones.
Todo joven, seguramente, se hace una pregunta: “¿Qué voy a hacer de mi vida?” El obispo cuenta que también pasó por eso y se preguntó si estudiaría ingeniería o medicina. Sin embargo, en cierto momento, tuvo la oportunidad de conocer al Señor Jesús e hizo un pacto con Él.
Y aconseja: “Cuando se es joven, tenemos que usar aún más la cabeza, sabiendo que lo que nosotros sembramos hoy, es lo que vamos a cosechar mañana. Si usted es joven, use esa energía para el bien. Si usted es una persona que puede, entonces usted debe practicar deportes.”
Si la persona tiene talento, entonces debe aprovecharlo para hacer lo mejor, siempre. Obviamente que el Espíritu Santo va a dirigir su vida. Dé lo mejor de sí, para que mañana pueda cosechar lo que es bueno. Usted glorifica mucho más a Dios cuando se vuelve un ejemplo de cristiano.”
¡Piense en eso!
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