Suéltelo



¡Buenas tardes, obispo! Lamentablemente, así está la mayoría de las personas: unas en el abismo del matrimonio frustrado, otras con la salud deteriorada, con la vida económica arruinada, la familia separada, la vida espiritual condenada, etc. Nosotros estamos extendiendo la mano, pero el maldito orgullo le impide a la persona inclusive que vea al menos nuestra mano extendida para ayudarle. Cuando la ve, en vez de soltar el orgullo y agarrarla, se mantiene apegada a esa carga que la lleva al fondo del abismo. Fuente: Blog Obispo Macedo

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