La ciencia ha logrado mucho, sobre todo en el área de la
medicina. Ha encontrado la cura o logrado controlar las enfermedades que hasta
hace poco tiempo mataban a millones de personas en todo del mundo. La ciencia
está en la constante búsqueda de beneficios para la humanidad confiando en sus
propios recursos.
Es natural que el hombre para creer necesite ver, escuchar y
tocar. Las personas están acostumbradas a los límites del mundo físico. Pero
existe otro mundo, el espiritual que solo puede ser percibido por la fe y es
por eso que muchos no se dan cuenta del valor que tiene. La vida física puede
llegar a ser de más de cien años, pero la vida espiritual es eterna. Nuestra
alma es eterna, es por eso que tenemos que ordenar nuestras prioridades y
pensar bien antes de tomar las decisiones en nuestra vida física. Donde
pasaremos la vida eterna dependerá de las elecciones que hagamos en nuestra
vida.
La Biblia nos habla de lo importante que es entender que la
única manera de tener la oportunidad de una vida bendecida. Para que Sus
promesas sean una realidad debemos creer en Él. Si tenemos una relación
verdadera con Dios y le obedecemos, tendremos la oportunidad de entrar en el
Reino de los Cielos. El Señor Jesús no está interesado en nuestros errores del
pasado, si nos arrepentimos, Él tiene el poder para perdonarnos. Cuando tenemos
un encuentro con Dios cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar, es el
milagro del nuevo nacimiento. La ciencia no concibe que algo así pueda pasar,
pero por la fe sabemos que Dios puede lograrlo.
Cuando la esposa de Abraham, Sara, escuchó que el Señor le iba a
dar un hijo sabiendo que era estéril y que tenía 90 años, se preguntó si eso
sería posible. La respuesta que recibió fue la misma que Él nos da hoy:
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré
a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”, (Génesis 18:14 LBLA)
Nosotros nacimos de nuestros padres, pero ahora, Dios nos ofrece
la oportunidad de nacer de Él, ser Sus hijos para entrar en Su Reino y que podamos
ser sacerdotes reales de la familia de Dios. Si cuidamos nuestra vida
espiritual, el Espíritu Santo hará ese milagro en nuestras vidas.
Él quiere que darnos lo mejor, que estemos en Su presencia, que
seamos felices este mundo y tengamos vida eterna. El Señor Jesús es el Creador
de todo y si nos aliamos con Él podemos lograr lo que para el mundo sería
imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario