No cuestione, ¡obedezca!
Dios tiene un plan para cada criatura. Sin embargo, una de las cosas que más impide que ese plan sea realizado son los cuestionamientos. No cuestione lo que Dios es capaz de hacer en su vida.
¡Vea cómo el proyecto de Dios para Abraham era glorioso, magnífico!
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Génesis 12:2,3
En los días actuales, esas promesas se refieren a un plan que involucra calidad de vida espiritual, como nuevo nacimiento, bautismo con el Espíritu Santo, Salvación, familia, vida sentimental, económica y física bendecida, etc. Significa que usted no recibirá una bendición, sino que será la propia bendición por donde vaya. Pero, para que esto suceda, es necesario superar etapas.
Cuando alguien determina ser un profesional exitoso, un médico, un abogado, un ingeniero, periódicamente son realizadas pruebas para que estos profesionales puedan mostrar que están aptos para ejercer la profesión y disfrutar de la misma.
Con Abraham no fue diferente. Él tuvo que pasar por las pruebas a las que el Señor lo sometió, sin cuestionar ni siquiera una sola vez. Toda su vida fue de pruebas, desde el “Vete de tu tierra y de tu parentela…” (Génesis 12:1) hasta el“Toma ahora tu hijo, tu único hijo…” (Génesis 22:2).
Él hubiera podido cuestionar, pero no cuestionó, sino que obedeció.
Los cuestionamientos ponen en duda la soberanía del Altísimo; Su capacidad de transformar una vida del agua al vino, de traer a la existencia lo que no existe, de hacer posible lo imposible… Y eso desagrada profundamente al Señor. Él hace una exclamación triste:
¡Oh, si Me hubiera oído Mi pueblo, si en Mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría Yo derribado a sus enemigos… Salmos 81:13,14
Era imposible que los cinco panes y los dos pececitos fueran multiplicados, pero el muchacho no cuestionó, sino que obedeció y los dio.
Parecía un absurdo lo que Elías le pedía a la viuda de Sarepta, pero ella no cuestionó, obedeció y dio.
Amigo lector, no cuestione las pruebas a las cuales el Señor lo someterá, pídale a Dios coraje para obedecer sin cuestionar Sus órdenes. Con toda certeza, el plan de calidad de vida que Él delineó para usted será realizado con el cumplimiento de todas Sus promesas en todas las áreas. Basta solo creer, obedecer, sin cuestionar.
Que Dios los bendiga.
Blog: Obispo Macedo
Colaboró: Obispo Sergio Correa
Hoguera Santa en el Templo de Salomón
Pasos a seguir para recibir Él Espíritu Santo
Primer paso: Conciencia.
Estar consciente de que nadie es bautizado con el Espíritu Santo porque lo merece. Si cree que tiene méritos, no lo va a recibir nunca. Ese bautismo debe ser buscado con todas las fuerzas y de todo corazón, por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Segundo paso: Querer.
Ese querer no es simple voluntad o una buena idea, ni porque otros Lo tienen. Pero, por ser muy necesario en cuanto a la salvación. Es un querer semejante al perdón de los pecados. Es un querer ardiente, por encima de cualquier otro sueño o deseo del corazón. Más que vivir, casarse, conquistar, en fin, más que todo lo que las personas o este mundo pueden ofrecer. Por eso, el Señor impone la condición de sed. Es necesario tener sed. Mucha sed. Una sed desesperante. Si alguno tiene sed… (Juan 7:37) Si no hay garra en el querer, será difícil.
Tercer paso: Pensamiento.
El querer debe seguir por el pensamiento ocupado en la Persona del Espíritu Santo. El pensamiento continuo en Él debe ser tanto en casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia o en cualquier lugar. Tanto como pueda. Es como en el noviazgo. Cuando se está amando, la persona va y viene y siempre termina pensando en la persona amada, ¿no es así? Lo mismo debe ocurrir con el candidato al Sello Divino. Lo importante es mantener la mente enfocada en Él. No es necesario decir que, en esa etapa, el candidato debe buscar al máximo aislarse de todo lo nocivo a la buena conciencia. Evitar las malas compañías o personas contrarias a la fe, distracciones vulgares y todo lo demás que interrumpa la relación con el Espíritu. Es difícil, pero no es imposible. La fe exige sacrificio. Si en la conquista de los bienes materiales no se miden sacrificios, cuanto más en la conquista espiritual. ¡Imagine la plenitud del Espíritu Santo!
Por lo tanto, tiene que haber un esfuerzo sobrenatural.
Conclusión:
Cuando esas condiciones están satisfechas, el candidato no necesita hacer más nada, mucho menos preocuparse. Sólo esperar. En cualquier momento y en cualquier lugar él puede ser bautizado. En casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia, en fin, no hay más impedimentos para que el Señor Jesús venga a bautizarlo con Su Espíritu.
Atentos a la Voz del Espíritu
Este ayuno parece más sacrificante que el ayuno habitual, cuando hay abstención de comida. En el ayuno de Daniel, la propuesta es la abstinencia de toda y cualquier información secular. La idea, es que durante 21 días, la persona viviría como si estuviera en un desierto distante de todo y de todos.Es decir, sus ojos y oídos estarían concentrados sólo en los Pensamientos (Palabra) de Dios.Tal sacrificio obligaría a su mente a estar ATENTA SOLO A LA VOZ DEL ESPÍRITU DEL ALTÍSIMO.Es decir: impondría al alma hambre, y a el espíritu,abundancia de PAN celestial.
¿Recuerda las palabras del Señor Jesús cuándo dijo: No solo de pan vivirá el hombre, sino de TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS?
Pues bien...
El Ayuno de Daniel es una oportunidad para aquellos cuyas vidas han sido tristes, vacías y sin razón de vivir. Una única PALABRA proviene del Altísimo transforma la vida de cualquiera, de la misma forma como transformó el agua de un pozo en el mejor vino.
Pruebe estar un día sin ninguna información secular TV, Internet, periódicos o radio, sin conversaciones sin sentido, sin música secular, deporte, cine, y cualquier divesión para el alma...
Al mismo tiempo, busque leer más la biblia, oír canciones cristianas, ver películas bíblicas e incluso ver la novela " Los Diez Mandamientos".
Sumerja sus pensamientos en los de Dios y, tenga certeza ¡su vida nunca más será la misma!
Haga el ayuno de Daniel por lo menos un día... Si logra, extiéndalo por otros días más, y otros más... Va a notar una enorme diferencia en su interior.
Va a lograr percibir la voz del Espíritu Santo.
¡Que el Espíritu del Dios Vivo esté con usted y,a través de usted, con su familia!
¡Que así sea!
¡Que así sea!
Obispo Macedo
Ayuno de Daniel del 5 al 26 de Junio
Desconectados del mundo
21 días conectados con Dios
Todo es posible
La ciencia ha logrado mucho, sobre todo en el área de la
medicina. Ha encontrado la cura o logrado controlar las enfermedades que hasta
hace poco tiempo mataban a millones de personas en todo del mundo. La ciencia
está en la constante búsqueda de beneficios para la humanidad confiando en sus
propios recursos.
Es natural que el hombre para creer necesite ver, escuchar y
tocar. Las personas están acostumbradas a los límites del mundo físico. Pero
existe otro mundo, el espiritual que solo puede ser percibido por la fe y es
por eso que muchos no se dan cuenta del valor que tiene. La vida física puede
llegar a ser de más de cien años, pero la vida espiritual es eterna. Nuestra
alma es eterna, es por eso que tenemos que ordenar nuestras prioridades y
pensar bien antes de tomar las decisiones en nuestra vida física. Donde
pasaremos la vida eterna dependerá de las elecciones que hagamos en nuestra
vida.
La Biblia nos habla de lo importante que es entender que la
única manera de tener la oportunidad de una vida bendecida. Para que Sus
promesas sean una realidad debemos creer en Él. Si tenemos una relación
verdadera con Dios y le obedecemos, tendremos la oportunidad de entrar en el
Reino de los Cielos. El Señor Jesús no está interesado en nuestros errores del
pasado, si nos arrepentimos, Él tiene el poder para perdonarnos. Cuando tenemos
un encuentro con Dios cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar, es el
milagro del nuevo nacimiento. La ciencia no concibe que algo así pueda pasar,
pero por la fe sabemos que Dios puede lograrlo.
Cuando la esposa de Abraham, Sara, escuchó que el Señor le iba a
dar un hijo sabiendo que era estéril y que tenía 90 años, se preguntó si eso
sería posible. La respuesta que recibió fue la misma que Él nos da hoy:
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré
a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”, (Génesis 18:14 LBLA)
Nosotros nacimos de nuestros padres, pero ahora, Dios nos ofrece
la oportunidad de nacer de Él, ser Sus hijos para entrar en Su Reino y que podamos
ser sacerdotes reales de la familia de Dios. Si cuidamos nuestra vida
espiritual, el Espíritu Santo hará ese milagro en nuestras vidas.
Él quiere que darnos lo mejor, que estemos en Su presencia, que
seamos felices este mundo y tengamos vida eterna. El Señor Jesús es el Creador
de todo y si nos aliamos con Él podemos lograr lo que para el mundo sería
imposible.
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